“Nervios, deleite y ganas de comerme el mundo: ésas son las sensaciones que experimento cuando subo una montaña”

Mayte Minaya es la primera persona invidente que sube el Montgó,  situado en el noreste de la provincia de Alicante, entre los municipios de Xàbia y Dénia, y de 753 metros de altitud

ENTREVISTA 

Mayte Minaya ascendiendo Vía Ferrata

 

 
MARÍA JOSÉ NÚÑEZ.- Redacción RETO 16 CIMAS

La historia de Mayte es de ésas que no sólo nos gusta contar, sino que nos inspira y nos empuja a realizar nuestro RETO con valentía y actitud positiva. Esta Ingeniera de Montes de 57 años, madre de tres hijos, perdió la visión hace seis años de manera progresiva. Siempre había tenido afición por la montaña, pero tal y como ella explica, “cuando tienes hijos, su crianza hace que, a veces, dejes este tipo de aficiones un poco de lado”. Y el matiz ‘poco’ es perfecto para explicar que ella, por su profesión, realmente siempre siguió -aún así- yendo a la montaña, aunque no fuera como un objetivo en sí mismo, sino como parte de su trabajo.

 

Ha coronado otras cimas importantes como el Galdhøpiggen, la montaña más alta de Noruega, y el monte Olimpo, en Grecia

 

Sin embargo, más adelante, comenzó con los problemas de visión. Con lo cual, seguía en contacto con la montaña hasta que le dijeron que, por cuestiones de seguridad, era mejor no hacerlo. Hasta que regresó cuando se afilió a la ONCE. Concretamente, al Grupo de Montaña de la Organización. Fue ahí cuando se dijo: “¡uy, esto es patra mi!”. “Bueno, para mi y para mucha otra gente”, recalca con emoción, pues según expresa Mayte Minaya: “a mi me ha acercado a la montaña, aunque me gusta desde siempre. Asimismo, el resto de compañeros y yo, nos acercamos al Grupo por cuestiones diferentes y ahora estamos todos enganchadísimos”.

A partir de ahí, han sido varias expediciones las que ha realizado, tanto con compañeros de la ONCE como a través de la Fundación UNED, donde es docente de Montañismo Adaptado. Si le seguís un poco la pista a través de Internet, veréis que su última gran aventura fue subiendo el Montgó, montaña situada entre Xàbia y Dénia (en Alicante), junto con todo su equipo y con el tenista alicantino David Ferrer, convirtiéndose en la primera persona ciega que lo consigue. Y como desde RETO 16 CIMAS no queríamos pasar la oportunidad de que nos lo contara, aprovechamos para hacerle esta entrevista que habla de amor por la montaña, de ilusión y de superación personal. Y todos estos valores, van mucho con todos nosotros, ¿verdad que sí, ‘dieceseiscimeros’? Pues aquí la tenéis…

Ascensión a El Portalet

-Cuéntanos un poco dónde empieza tu amor por la montaña. Qué es para ti la montaña.

Para mi la montaña es un lugar donde tengo sensación de libertad, de poder estar a gusto. Me gusta disfrutar no solo de la montaña sino de las zonas abiertas, en general, de la naturaleza, de lo que te puede dar y de las sensaciones que vives en ella. La montaña, desde pequeña, me ha encantado, al igual que el mar. Y es una afición que luego he ido desarrollando mientras he podido.

 

Me encanta tocar el terreno

y sentir cómo va cambiando”

En Vía Ferrata

-¿Qué sensaciones experimentas al subir una cima?

Son muchas y diferentes. Yo voy con un equipo de personas, con una barra direccional… Entonces, muchas veces tienes unos nervios tremendos, antes de subir, por la responsabilidad que llevas contigo. La sensación de que no puedes fallar porque si yo tengo un problema, la barra funciona como una sola persona… Por ello, la sensación al empezar es de nervios. Y luego, ya disfrutas de los olores del viento, de lo que te explican los compañeros que te van contando lo que se va viendo. A mi me encanta tocar el terreno, sentir cómo va cambiando. Y cuando llegas arriba, piensas que lo puedes hacer, que lo has conseguido y que puedes comerte el mundo. Y cuando llegas abajo es el remate: el decir esto ya está hecho. Se juntan muchas sensaciones: nervios, deleite… y al final, lo disfrutamos.

-Eres toda una experta en coronar cumbres. ¿Cuántas y cuáles has conquistado?

El Galdhøpiggen, la montaña más alta de Noruega. También he hecho expediciones al Mulhacén, Aneto, e incluso al Monte Olimpo, en Grecia.

Cuando me dijeron lo de subir el Montgó

lo primero que dije fue:

“vale, pero voy con mi equipo detrás”

-¿Alguna cima que recuerdes especialmente por lo que costó subirla, por lo reconfortante que fue o simplemente porque te gustara más la experiencia?

El Monte Olimpo. Estuvimos seis horas encordados. Costó bastante pero fue reconfortante. Y te da una sensación de decir: “esto es una maravilla”.

-¿Cuál de nuestras 16 cimas vas a subir próximamente?

El mes que viene vamos al Teide.

-¿Y le tienes especiales ganas a alguna de las 16 cimas de nuestro RETO?

Le tenía especial interés ganas al Teide. Así que, de momento, ése es mi siguiente RETO. Lo demás, será ya lo que vaya surgiendo.

Las ascensiones de montaña las realiza con ayuda
de una barra direccional y con un equipo
de personas preparadas para ello
Subiendo el Aneto con ayuda de la barra direccional

Formas parte del Grupo de Montaña de la ONCE. ¿Qué realizáis exactamente allí?

Sí, estoy allí desde hace seis años. Hacemos una salida mensual cerca de Madrid, en la Sierra de Guadarrama. Y para mi, son todos una maravilla de gente y somos muchos afiliados. Además, estoy en otro grupo que se llama ‘Bucaneros Solidarios’, que también hacemos otra salida mensual. También vamos con barra direccional. Y surgió a través del Grupo de Montaña de la ONCE, por gente que quería hacer más iniciativas, montañas más lejanas, y poder movernos con un poquito más de libertad.

-También eres profesora de montañismo adaptado en la UNED.

Con ellos ya hemos hecho dos veces el Galdhøpiggen.
Subida al Galdhøpiggen
Expedición al Galdhøpiggen

El ciego tiene que estar preparado físicamente

y tecnificado igual que los guías. Tenemos que ser responsables

con lo que estamos haciendo”

-¿Cómo animarías a las personas que se encuentran en tu misma situación a disfrutar de la montaña plenamente?

Informarse de las posibilidades que tiene dentro del entorno. Depende de dónde vivamos, tenemos más posibilidades o menos. Moverse, preguntar acerca de la accesibilidad, intentar buscar las posibilidades e intentar conseguirlo, pero tanto en montaña como en lo que deseen, que busquen una salida. También me gustaría destacar la importancia de la responsabilidad en la montaña, tanto en los guías como en nosotros, los ciegos. A veces, se piensa que al ciego se le sube a la montaña pero no. El ciego tiene que estar preparado físicamente y tecnificado igual que los guías. Tenemos que ser responsables con lo que estamos haciendo, ya que una ascensión de montaña lleva sus riesgos.

La expedición al Galdhøpiggen al completo
En el Aneto
En Valle del Draa
Escalando El Pájaro
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