Manolo. El Mago. O, simplemente, el escalador Maurizio Zanolla. Un muchacho que creció en un ambiente en el que las montañas se consideraban una fuente de problemas y peligros, y que un día, casi por casualidad, descubrió la fascinación por la roca. Un mundo vertical gobernado por reglas propias, alejado de las restricciones y de los convencionalismos de la sociedad; un mundo que imprimió un cambio a su destino cuando decidió dejar el ruido de la fábrica y la alienante rutina por el silencio de las cumbres.
Manolo fue uno de los más grandes escaladores italianos e internacionales, cuya contribución cambió para siempre el panorama de la escalada. En estas páginas relata en primera persona cómo eligió enfrentarse a las paredes liberándose de todo, hasta llegar a escalar sin cuerda, movido por la convicción de que la calidad del viaje es más importante que la meta, y de que cada objetivo ha de llevar implícito una forma de compromiso.
La familia, los afectos, las experiencias de juventud, los amigos de las primeras escaladas, las vías, a menudo abiertas en libre y en solitario, el intento de conquistar los ocho mil metros del Manaslu, hasta obras maestras del arte de la escalada como Eternit o Il mattino dei maghi, Maurizio Zanolla recorre esos años, entre la década de los setenta y los ochenta, que le llevaron a la celebridad.
Este relato no es una selección de escaladas ni de las vías más difíciles, sino una muestra de las experiencias más significativas, más intensas y más conmovedoras de una vida en busca del equilibrio.
«Yo no iba a la montaña para morir. Iba para vivir, inmerso en la belleza de la naturaleza, lejos de la contaminación social, de las sofocantes certidumbres y de las falsas seguridades».
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